La crisis que asola a Europa es una crisis estructural que señala los límites
de un régimen de acumulación basado en una moderación salarial compensada
por un abultado endeudamiento privado. La crisis ha revelado también
que si se descarta la opción federal, los Estados miembros de la eurozona,
producto de las debilidades de la integración monetaria, van a seguir estando
sometidos individualmente a la restricción del equilibrio exterior, lo que resulta
incongruente con la propia lógica de la integración. Proyectar a Alemania
como modelo a seguir, aparte de ser inviable desde el punto de vista económico,
aboca a Europa a un período prolongado de crecimiento lento que traba la
propia consolidación fiscal. Ahora le incumbe a Alemania, país que más provecho
ha extraído de la integración monetaria, asumir un liderazgo responsable
e imprimir una orientación más expansiva a sus políticas para aliviar el peso
del ajuste en la periferia. Ha llegado la hora de romper con la gobernanza económica
restrictiva para encaminarse hacia un gobierno económico europeo.
European economic crisis is a structural one that has pointed out limits of
an accumulation regime levered on wage restraint offset and excessive indebtedness
of private agents. Crisis has also revealed that once a federal architecture
of the Eurozone is ruled out, member States will face individual challenges
related to external account balance on the wake of inherent weakness resulting
from monetary integration, which in turns comes as an inconsistency to
economic integration logic. Projecting Germany as the economic model to be
followed will head Europe towards a prolonged period of low growth, making
more difficult ongoing fiscal consolidation. Instead, Germany should stand-up
and take a sensible leadership, guiding an expansionary bias to its economic
policy to offset impact of Eurozone’s peripheral countries adjustments. Time
has come to put an end to restrictive economic governance and pave the way
to a European economic government.