En los últimos años se ha venido realizando en nuestro país un esfuerzo por caracterizar a las familias en riesgo
psicosocial, el cual se trata de un colectivo que debe enfrentarse a condiciones difíciles y que acumulan una
gran cantidad de situaciones estresantes que hacen necesario el apoyo y la intervención del sistema público de
protección social (Menéndez, Hidalgo, Jiménez, Lorence y Sánchez, 2010). Las familias en situación de riesgo
son aquellas en las que los responsables del cuidado de los menores, por circunstancias tanto contextuales
como personales, no cubren o ponen en peligro la satisfacción de las necesidades de éstos sin llegar a un nivel
de gravedad que justifique una medida de amparo con la consecuente retirada del menor (Rodrigo, Máiquez,
Martín y Byrne, 2008).
En este estudio se ha evaluado el estrés que experimentan las mujeres que encabezan a estas familias a
la hora de ejercer las tareas asociadas al rol de madre. Concretamente, se ha prestado especial atención a los
postulados de Abidin (1992, 1995), demostrándose su aplicabilidad en el análisis y la evaluación de estos
contextos de desarrollo. Por un lado, al observar el comportamiento diferencial de las dos fuentes de estrés
parental que este autor propone. Por otro lado, este modelo teórico ha demostrado ofrecer claves acerca de la
influencia del estrés como progenitora en diferentes ámbitos de la parentalidad. Uno de los principales objetivos
de este trabajo fue validar la utilización del PSI-SF (Abidin, 1995) en la población española en situación de riesgo
psicosocial. En relación al examen de su fiabilidad y validez, se aconseja su utilización en este colectivo en su
corrección de dos subescalas. De acuerdo con este estudio, es necesario incorporar instrumentos
estandarizados y adaptados a esta población a la hora de evaluar a estas mujeres, complementando así las
valoraciones de las psicólogas y los psicólogos que trabajan con estas usuarias. En cuanto a esto último, cabe
destacar que las percepciones de los profesionales, acerca del nivel de riesgo psicosocial que presentan estas
adultas, se encuentran relacionadas con el estrés parental que experimentan, demostrándose además la
sensibilidad del PSI-SF al grado de riesgo de las madres del estudio. Estas valoraciones tienen suma
importancia para la evaluación de la relación de las usuarias con los Servicios Sociales Comunitarios, y por
tanto, para el diseño de las acciones de preservación y fortalecimiento familiar.
De manera generalizada los estudios centrados en estos contextos de desarrollo concluyen que, dentro
de la importante heterogeneidad y diversidad que presentan las familias en riesgo, existe un perfil
sociodemográfico muy habitual caracterizado por la precariedad. Además, se ha evidenciado la existencia de
tres perfiles diferenciados de usuarias en función del estrés parental y las estrategias de afrontamiento que
utilizan para hacerle frente: Adaptada-Estratégica (madres con un nivel moderado de estrés y estrategias de
afrontamiento activas), Clínica-Evitativa (niveles clínicos de estrés y estrategias evitativas) y, por último,
Extremas-Pasiva (progenitoras con niveles extremos de estrés y pasivas). La aparición de estos tres grupos
apoya la idea de que las familias en riesgo forman un colectivo heterogéneo con necesidades muy variadas, y
que la intervención debe tener un carácter especializado. Además, la influencia del estrés parental en el malestar
psicológico que padecen estas mujeres, así como en las prácticas parentales que despliegan, convierten a esta
dimensión en un constructo esencial para el análisis y el apoyo de las usuarias de SS.SS. Por último, se ha
evidenciado que la agencia parental así como las estrategias de afrontamiento que despliegan estas mujeres
modera la influencia del estrés en estas dimensiones. De esta manera, se ofrecen claves para adaptar el apoyo
y las actuaciones de fortalecimiento que reciben estas familias.
In recent years, researchers from our country have been studying at-risk families in an effort to characterize
them. This collective faces multiple adverse circumstances and life stressful events, which require preventive and
supporting interventions designed to preserve the family unit (Menéndez, Hidalgo, Jiménez, Lorence, & Sánchez,
2010). For a broad range of reasons, at-risk families have difficulties to adequately provide for their children, and
therefore hinder their wellbeing, but not severely enough to entail the child’s placement in foster care (Rodrigo,
Máiquez, Martín, & Byrne, 2008).
In this study, parenting stress was explored in the mothers of these families. Specifically, Abidin’s model
(1992, 1995) of parenting stress was tested, and the data supported its value in these developmental contexts.
On the one hand, the author’s sources of parenting stress influence differentially in parenting behavior. On the
other hand, this model explains how parenting stress can affect parenting. One of the main aims was to offer data
about the validity and reliability of PSI-SF (Abidin, 1995) in at-risk families in Spain. The data showed the
instrument’s usefulness in these contexts in its two-subscales form. According to this study, it is necessary to
incorporate standardized valuation to complement practitioners´ assessment of the risk level of families assisted
by child and family protection services. In fact, the link between this assessment and parenting stress proves the
sensibility of PSI-SF to the level of psychosocial risk of these mothers. Results presented here suggest that these
appraisals are very relevant, not only to assess family risk but also with regards to decision-making during case
planning.
Most of the studies with at-risk families conclude that these families are defined by their great
heterogeneity, however research evidence also suggests there is a common profile characterized by
precariousness. In this study, results revealed three profiles according to parenting stress and coping strategies:
Adapted-Strategic (moderate level of parenting stress and high use of active coping), Clinical-Avoidant (clinical
level of parenting stress and high level of avoidance), and Extreme-Passive (extreme level of parenting stress
and low level of coping strategies). These results illustrate the heterogeneity of these families, as well as the
need to design and implement effective family preservation and support interventions according to the mothers’
profiles. Furthermore, the influence of parenting stress in general health indicators –and the overall parenting
practices- indicate that parenting stress is an essential construct to analyze and to evaluate in at-risk families.
Finally, there is evidence that parental agency and coping strategies moderate the parenting stress influence in
health and parenting practices. This study provides guidelines for professionals in order to work with these at-risk
mothers in a more preventive and strengthening way.