Generalmente se acepta la idea de que los dominios que actualmente constituyen las Zonas Interna y Externa de la Cordillera Bética estaban muy próximos, si no adyacentes, durante el Triásico. Sin embargo, los modelos geodinámicos propuestos en los últimos años indican que ambos dominios pertenecían, durante el Jurásico y el Cretácico, a dos placas tectónicas diferentes, que llegaron a distar varios cientos de kilómetros. Si se considera además que entre ambas placas tuvo lugar una colisión oblicua, podría cuestionarse la proximidad original entre dichos dominios. El hallazgo de niveles de calizas muy ricos en foraminíferos bentónicos (involutínidos) en el Triásico de la Sierra de Cádor (Complejo Alpujárride, Zona Interna), análogos a los reconocidos por autores previos en la Zona Externa Bética, donde han sido relacionados con un bioevento de carácter regional, constituye una evidencia a favor de que los dominios héticos internos y externos pertenecían a una misma región paleogeogràfica durante el Triásico