La crisis financiera global que se inició en 2008 se ha traducido
en el enésimo –y parece que definitivo- ataque y recorte del Estado
de bienestar y de sus prestaciones. ¿Tiene sentido en este contexto
seguir hablando de la renta básica, un ingreso incondicionado y universal
que se daría a todos los miembros de la comunidad política? ¿No
resulta una provocación en una época en la que el Estado carece de
recursos para pagar los servicios más esenciales? ¿Qué papel podría
jugar la renta básica a comienzos del siglo XXI? En este trabajo se
abordará la renta básica desde una perspectiva consecuencialista,
centrándose en las funciones que podría cumplir en un mercado de
trabajo gravemente afectado y como de forma indirecta contribuiría a
revitalizar la democracia y construir una nueva ciudadanía. La renta
básica no es la solución a la crisis, pero puede ser un importante pilar
que ayude a la construcción de un nuevo modelo de trabajo y de democracia.
The global financial crisis started in 2008 has caused the last
–and it seems the final one– attack to Welfare State and its benefits. It
makes sense in this context talking about basic income, an
unconditional and universal income that it would be given to each
member of the political community? Is basic income a provocation
when States have not wealth to pay the most basic services? Which role
basic income could play in XXIst century? In this paper, basic income
will be studied from a consequentialist perspective, studying its role in
labor market and in the stimulation of democracy. Basic income is not
the solution to the crisis, but it can help to build a new model of work
and democracy.