La hipótesis que señaló Postman en 1985 en la que afirmaba que «la televisión reduce cualquier tipo de contenidos a un
común denominador: la cultura del entretenimiento» parece haberse confirmado.
Así, aquella televisión que nació como servicio público, es decir, que defendía la producción y emisión de una programación,
integrada por programas diversificados en todo tipo de géneros, con el fin de atender las necesidades democráticas, sociales y
culturales del conjunto de los ciudadanos, parece haber olvidado sus funciones reduciéndolas a la espectacularización y, por tanto, al
entretenimiento.
La televisión ha sufrido cambios importantes en su parrilla de programación. Así, se ha diluido la frontera entre el género
informativo y el espectáculo, surgiendo nuevos géneros cuya clasificación se sitúa entre la información, el entretenimiento y el
espectáculo, a los que Prado et al. (1999) han pasado a designar como subgéneros del Info-Show.
Hoy en día subgéneros del info-show, tales como el periodismo satírico, el reality game, el periodismo de entretenimiento, etc.
que se traducen en programas como «Gran Hermano», «La Casa de tu vida», «Crónicas Marcianas», «Homo Zapping», etc., son
verdaderos fenómenos televisivos. ¿Representan este tipo de programas a todos los géneros? ¿Fomentan la cohesión social?
¿Responden a una televisión de calidad?
A través de la presente comunicación se pretende constatar la inoperatividad del Estado ante esta cuestión y la necesidad de
la creación de organismos independientes que promuevan, de forma no coercitiva, la autorregulación de los contenidos audiovisuales.
Pensamos que este trabajo sólo puede ser desempeñado por los Consejos Audiovisuales, ya que únicamente una entidad
independiente y plural puede adoptar decisiones socialmente legitimadas en materia de contenidos. Esta es una realidad que ya se
empieza a dar en algunas Comunidades Autónomas (como Cataluña, Navarra o Madrid), pero que tiene pendiente su desarrollo en el
ámbito estatal y en algunas zonas del territorio español como en la Comunidad Valenciana. Por todo ello, consideramos oportuno
observar su trayectoria y descubrir sus principales funciones, en especial en el caso de Cataluña, donde opera el «Consell de
l’Audiovisual de Catalunya (CAC)» desde el año 2000, examinando su grado de eficiencia en estos últimos años y su incidencia en la
mejora de la calidad de la oferta televisiva
Today, the process by which professionals select and consider the quality of programmes is very easy: they estimate the size
of the audience and if a programme has a high audience, it means that it is good. This is a simple rule that makes that all the
televisions offer low-quality contents. Many authors prove this fact in their studies and they complain about the poor quality of
programmes that are broadcast in all channels. Moreover, they ask for the creation of an institution that regulates this situation
because they consider that the action of the government and its regulations are not enough to guarantee the quality of television.
Because of these reasons, this study expects to reflect the need to create an independent institution that regulates the
operation of television to ensure and guarantee its quality and to keep it working as a public service. We would also like to show that
a good solution is the creation of audiovisual councils. To prove it, this paper will first focus on the Catalonia Broadcasting Council and
its functions and will then deal with the need of a state audiovisual council