El rápido desarrollo de la Ética Médica como disciplina a partir de la década de los 70 del pasado siglo ha tenido escasa incidencia en la situación de los enfermos mentales. La Psiquiatría ha desconocido o rechazado la condición humana de los enajenados, reconocimiento en el plano jurídico efectuado en fecha bien reciente que tarda en calar en la cultura y en las prácticas profesionales. A los enfermos mentales, en tanto "no personas", no les conciernen los principios de la Ética Antrópica. Se refieren "prácticas éticas" históricas o anteriores al nacimiento de la disciplina, con especial referencia a las llamadas corrientes críticas y antipsiquiátricas. Se enumeran algunas controversias persistentes y/o resonantes de la relación Ética-Psiquiatría y se apuntan las dificultades de la Ética, dado su objeto individual, para orientar prácticas profesionales en ámbitos y sobre objetos colectivos.
The fast development of Medical Ethics as a discipline from the 1970’s has had little impact on the situation of the mentally sick. Psychiatry has traditionally ignored or rejected the human condition of mad people, a recent legal recognition that is taking too much time to permeate both everyday culture and professional practices. The principles of Human Ethics do not apply to the mentally sick, who are considered as “no people”. There are historical ethical practices previous to the birth of Medical Ethics as a discipline that make a special reference to the so called critical and anti-psychiatric trends. Some persistent and/ or resounding controversies of the Ethics-Psychiatry relation are enumerated with a special stress on the difficulties of Ethics—given its individual object—to include professional practices in collective environments and on collective objects.