No es un montaje; es la realidad con la que me topo a diario y que ahora cobra otro significado. Al ver el cartel, los pensamientos evocan tristeza ante la muerte de sueños, ilusiones y expectativas de estudiantes y docentes que, con vocación, llegan a la Facultad de Ciencias de la Educación para cumplir un sueño: ser educadores. Pienso en las familias que, con gran esfuerzo económico, intentan dar a sus hijos unos estudios universitarios que quizás ellos no pudieron tener. Pienso en los mayores que buscan una segunda oportunidad para obtener su titulación universitaria