La preparación del profesorado universitario ha cambiado tanto en la competencia digital como en la competencia social en las últimas dos décadas debido al contexto social y cultural. El profesor ha adquirido la conciencia global, mayor facilidad de viajar, realizar contactos gracias a internet y las plataformas de trabajo en equipo, en ocasiones multidisciplinar. Debido a la exigencia de las acreditaciones nacionales de calidad se valoran parámetros acerca de la capacidad de interacción y de creación de redes de trabajo, asistencia a estancias investigadoras predoctorales y posdoctorales, participación en congresos internacionales, movilidad de estancias docentes o de formación, hablar una segunda lengua, realizar proyectos e investigaciones con otros grupos de investigación internacionales a distancia gracias a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), la codirección de tesis por parte de dos universidades en países europeos diferentes, utilizar plataformas de aulas virtuales, dominar herramientas digitales para compartir conocimiento, conocer programas informáticos de cierta complejidad, realizar reuniones virtuales horizontales y verticales, etc. Este aspecto beneficia a la capacidad social y a la flexibilidad cognitiva del profesorado, así como a la ciencia, al intercambio de conocimiento y permite un progreso social y económico a plazo corto y largo de modo nacional, internacional y global.