El estudio de los distintos elementos marmóreos conservados y adscritos
a los foros de la Baetica ha permitido la jerarquización de los
componentes del paisaje arquitectónico público de sus ciudades. Un ordenamiento
que vendrá determinado por el uso de mármoles de distinta
procedencia dependiendo de factores como la pieza que se pretendía
elaborar, su ubicación dentro del escenario forense, la dignitas de la ciudad,
el poder económico de sus élites urbanas o la posible conexión entre
dicha comunidad y el emperador. La llegada al poder de Augusto supondrá
una verdadera revolución que abarcará todos los aspectos políticos,
religiosos, sociales y culturales; una nueva era en la cual la arquitectura
pública se pondrá al servicio del princeps y que en el territorio bético
vivirá una segunda y última renovación estilística tras la ascensión de la
dinastía Ulpia-Aelia.