Analizamos la situación de los últimos
indígenas que actualmente viven dispersos
en los distintos continentes, a pesar de las
presiones crecientes de las sociedades desarrolladas
a fin de explotar sus territorios. Sus
culturas ancestrales les han protegido tanto
de las enfermedades crónicas, producidas
por el “progreso”, como de muchos trastornos
mentales, gracias a valores de respeto
por la naturaleza y fuertes lazos de solidaridad
grupal. El ritmo de vida de estos aborígenes,
ligado a la naturaleza, es comparado
con el estilo de vida estresante de nuestras
sociedades industrializadas y consumistas.
La cuestión es qué podemos recuperar
de estos valores perdidos y por otra parte,
cómo podemos ayudar a estos pueblos que
anhelan el desarrollo para que lo alcancen
sin perder esos valores que les protegido hasta
el presente
We analyze the situation of the last
indigenous people who currently live
scattered in different continents, despite the
increasing pressures of developed societies
to exploit their territories. Their ancestral
cultures have protected them both from
chronic diseases, caused by “progress”,
and from many mental disorders, thanks
to values of respect for nature and strong
bonds of group solidarity. The rhythm of
life of these aborigines, linked to nature,
is compared to the stressful lifestyle of our
industrialized and consumerist societies.
The question is what can we recover
from these lost values and, on the other
hand, how can we help these people
who yearn for development to achieve
it without losing those values that have
protected them until the present