El presente año se cumplen cincuenta de la proclamación
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Después
de medio siglo, los avances técnicos y científicos han
hecho una "comunidad aldeana" de nuestro planeta, pero
el proceso de globalización no ha venido del todo acompañado
del progreso hacia la cooperación internacional
dirigida a realizar "la libertad, la justicia y la paz en el mundo",
a la que los miembros de la Asamblea General se
habían comprometido en 1948. Los medios de comunicación,
dramáticamente eficientes, nos informan a diario de
las violaciones a gran escala de los derechos y libertades
reconocidos en la Declaración. Además, en los últimos
años las agresiones masivas a los Derechos Humanos fundamentales
se han insertado normalmente en procesos de
crisis humanitaria, cuyo origen último era la ruinosa situación
económica y social del Estado