Los agentes sociales se lanzan la responsabilidad
educativa de unos a otros. Los profesores
y la escuela en general afirman en
muchas ocasiones que no tienen por qué
suplir el trabajo de la familia. La familia, no se entiende
con la escuela ni la apoya. Todos, la sociedad en general,
la escuela y la familia, culpan en gran medida a
la televisión de la pérdida gradual de los valores mientras
deja los hijos a su cuidado. Las grandes cadenas,
por otra parte, no atienden a su responsabilidad socializadora
y dejan en manos de la familia el control
de los horarios en los que sus hijos están ante el televisor.