El alto valle del Guadiato esconde un monumental y rico patrimonio de
construcciones megalíticas, la mayoría de ellas todavía por descubrir e
investigar debidamente y, por supuesto, por conservar y proteger.
Este legado lo componen varias decenas de dólmenes de corredor, galerías
cubiertas y sepulcros de falsa cúpula (
tholoi
), menhires y estelas-menhir,
que fueron erigidos por las sociedades de los primeros agricultores y
ganaderos y de los primeros metalúrgicos que habitaron el valle entre el
quinto y el tercer milenio antes de nuestra era. Aunque algunos megalitos
prácticamente han desaparecido, y otros se encuentran muy degradados,
sus estructuras tumulares, ayer como hoy, caracterizan el paisaje comarcal,
donde han permanecido a lo largo de milenios como hitos remarcables.
Fruto de muchos años de trabajos de campo e investigación que se
remontan a más de un siglo, a lo largo de estas páginas repasamos
brevemente la dispersión de los principales monumentos y necrópolis,
destacando cuando ha sido posible sus arquitecturas, ya se conformen de
grandes bloques (ortostatos), losas, mampostería o sus combinaciones, así
como las ubicaciones relacionadas con los cursos de agua, lugares de paso
ancestrales y los recursos económicos que se encuentran a lo largo y ancho
del extenso valle que conforma este paisaje andaluz.